Cuantas veces escuchamos decir que habían comido o que estaría bueno comer un pollo a la sal, que algunos se sorprenden, pensando que seria incomible por la cantidad de sal, otros opinan sin haber probado, ante tanta controversia, nos decidimos y manos a la obra.
Ingredientes:
- Dos pollos de campo de 3 Kg.
- 7 kg de sal gruesa
- 2 kilos de papas negras
- Tomillo fresco
- Orégano fresco
- Romero fresco
Elegimos dos pollos de 3 Kg aproximadamente, los rellenamos con hierbas de la huerta, romero, tomillo y orégano, todo bien fresco, los atamos de las patas y en una fuente para horno los acostamos sobre una capa de sal gruesa.
En un balde de 10 litros preparamos la sal gruesa con agua, tiene que quedar una mezcla maleable, para poder cubrir los pollos con esta mezcla.
Con mucho amor y paciencia, vamos cubriendo los pollos con la sal.
Es un trabajo de artesanía.
Con dedicación logramos terminar la pseudoescultura
Como no pueden faltar unas papas para acompañar, preparamos una fuente con algunas papas, y como puede verse en la foto siempre dejo unos troncos encendidos en el fondo del horno, para no perder temperatura.
Esperamos que se cocinen las papas junto con los pollos, y cuando todo estaba dorado retiramos, y ahora venia la difícil tarea de romper la capa de sal que había solidificado al extremo, tuvimos que romper la capa con un palo de amasar, un detalle a tener en cuenta, se debe contar con un elemento contundente para llevar a cabo dicha tarea.... Quita el estrés al segundo o tercer golpe....
Decidimos probar un Sauvignon Blanc que suponíamos acertadamente iría de maravillas con estos pollos de campo a la sal....
Y releímos aquel poema de Jorge luis que reza así....
Soneto del vino
¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?
Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.
En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto
otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.
Jorge Luis Borges
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